miércoles, 30 de junio de 2010

Diálogos

Frente al asesinato del candidato al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, el Presidente de la República ha convocado a los dirigentes de los Partidos y a los Gobernadores al diálogo, ese que, dice él, permita enfrentar de manera conjunta los problemas de seguridad que afectan a todos los mexicanos, sin ánimo de lucro político y con mucha unidad, de tal manera que la respuesta sea univoca, firme y certera.

A la sociedad le pide que no haga actos heroicos, solo su comprensión, la misma que ha tenido por más de tres años y que ahora vuelve a pedir. Algo no esta bien, algo no funciona ya en la Presidencia de la República; si el presidente pide a los mismos que confiaron en él que confíen y comprendan es que no se ha percatado de que lo están apoyando, entonces ¿Qué mira el presidente en su derredor? ¿Enemigos? ¿Gente amenazante? ¿Qué mira el presidente en su derredor?.

Más allá de su miopía y su llamado a los actores políticos, vale la pena plantear algo, a la sociedad ya no se le puede pedir solamente su comprensión, se debe acudir a su capacidad de acción, a su comprensión pero de la realidad y a la suma de su esfuerzo para evitar la violencia en el país, por supuesto que las personas no deben encabezar actos de violencia contra la violencia, ello solo ayudaría a desmembrar más al país y poner en riesgo la estabilidad social de por si precaria y tambaleante.

La sociedad debe encabezar la discusión, el análisis, la reflexión de la situación del país; calle a calle, lugar a lugar, diagnosticando los problemas y construyendo respuestas a cada uno de ellos; la sociedad mexicana no debe ser más un observador de la realidad a la que se enfrenta, debe promover de manera seria y responsable propuestas de solución a cada problema que surge en el país. Ese es el papel que la propia constitución le otorga.

La política del gobierno federal ha dejado fuera algunos sectores sociales y con ello se ha convertido, sin desearlo, en responsable del destino de millones de jóvenes que no tienen oportunidades en este país, que carecen de ellas y que las han buscado de manera desesperada frente al sordismo gubernamental y sus tontas reglas de operatividad en programas y políticas sociales que han dado como resultado, abandono, exclusión, incapacidad de atender y resolver las demandas de la población.

Hoy debe, además de la inseguridad, hablarse del principal proveedor de recursos humanos al crimen organizado, el abandono.

Hay jóvenes en México que viven en situación de calle, de abandono y que no cuentan con el verdadero respaldo de las instituciones para poder seguir, para poder continuar formándose social, educativa y económicamente; jóvenes que carecen de oportunidades y de ayuda para continuar adelante.

Hay además incapacidad gubernamental para analizar de manera estratégica el asunto de la inseguridad y vincularlo a los problemas que le dieron origen para atacarlos y resolverlos con la misma fiereza que se combate a los narcotraficantes, pero sobre todo a las consecuencias que en el tejido social han venido provocando.

Hay incapacidad gubernamental en cada nivel de gobierno, no verlo, es querer continuar por una senda llena de errores y de enfrentamientos sin sentido.

Que el dialogo sea una herramienta social y no un privilegio de cúpulas sordas y ajenas a la sociedad.