Si la pobreza se extinguiera con un solo proyecto, quizá Hidalgo, sería uno de los estado más desarrollados del país, pero no es así, nuestra ubicación en el plano del desarrollo humano nos coloca muy lejos de esta posibilidad. Sin lugar a dudas que cuando de ella hablamos, lo más esperado por todos es que no exista, o que exista de tal manera que permita el acceso al poder y una moderada administración de sus efectos entre la sociedad.
Que otra cosa es sino el manejo, más o menos planeado, la forma en que, en los últimos 25 años, la hemos tratado en el país y en la propia entidad. Hay datos que asustan y dan miedo, por ello quizá se les mantiene lejos de las personas, manipulados y fuera del análisis.
Por ejemplo, Pacula es el municipio número uno en expulsión de personas hacia otras ciudades y al extranjero, ¿la causa? la pobreza, la falta de oportunidades y la incapacidad para construirlas fortaleciendo las economías comunitarias. En segundo lugar se encuentra Tasquillo y en tercer lugar se ubica el municipio de Zimapan.
Las condiciones de atraso se manifiestan ahí, precisamente en las comunidades, esos lugares alejados, dispersos y carentes de las mínimas condiciones para el desarrollo integral de las personas. Los más olvidados y no incluidos en la mayoría de las obras monumentales de la entidad.
Jacala es uno de los municipios en donde los índices de prevalencencia en la mortalidad infantil es muy alto y Nícolas Flores se ubica entre los municipios en los que la viabibilidad del desarrollo humano se encuentra seriamente comprometida.
Las banderas blancas ubicadas en los municipios se han convertido más un estandarte del abandono que un indicador de avance y de progreso.
Desde esta perspectiva, plantear que un proyecto como la refinería bicentenario, impulsará el desarrollo social y el crecimiento económico de Hidalgo, es reducir el tamaño de la entidad a solo unos cuantos muncipios, tres a lo mucho, los que tendrán un fuerte impacto, más ambiental que de desarrollo, por albergar las instalaciones de la planta.
Ahora mismo, carecemos de un inventario que nos permita saber que tenemos y de que manera lo usamos, por ejemplo, el agua, ¿cuánta tenemos? ¿cuál es la calidad de esta? ¿Qué uso es el más conveniente? ¿en que cantidad? vaya, preguntas tan sencillas que aún no pueden ser resueltas en la entidad, sin embargo y a pesar de ello, hay quienes se atreven a asegurar que la cantidad y disponibilidad de agua es la óptima para impulsar el crecimiento demográfico de la entidad, claro a pesar de que en cada uno de las ciudades de Hidalgo con una población superior a los 90 mil habitantes el agua se tandea porque no es suficiente.
¿De qué manera llevaremos el impacto económico de la refinería a toda la entidad? esa es una interrogante que se queda para después, habrá tiempo, quizá, más adelante de dar respuesta.
Hoy la pobreza es un asunto ambiental, no solo social, hoy la pobreza exige una respuesta rápida, eficiente y capaz de revertir los daños que en el entremado social genera. Esperemos que seamos capaces de atender en lugar de callar y volver el rostro hacia otro lado.